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martes, 3 de julio de 2012

The Dreamers (Soñadores)


Mucho hace que no hago una crítica, por falta de tiempo, de interés, no sé. Existe muchas veces un desgano que nos separa de aquellas cosas que creemos representan nuestra pasión. Y en ese letargo de retraimiento fue que, luego de tomarme unas fotos amateur invocando a la estética de una película que no asimilaba cual era, me topé con que esta era “The dreamers” (Soñadores) de Bertolucci. Y ahí me rendí a mi pasión, retomé el gusto por la crítica y recordé que tengo tantas cosas que decir de esta película que valía la pena despertarme de mi distracción y contarles porque, si es que gustan del buen cine (con esto excluyo a las boludeces que la mayoría se pasa viendo para pasar el tiempo, productos hollywoodenses sin sentido) DEBEN ver The dreamers.

Bertolucci nos cuenta, nos ilustra, nos regala, ya en el año 2003 (su última película, si no me equivoco), una historia que data del año 1968, antes de la revolución universitaria del Mayo francés. Dos hermanos franceses, Isabelle y Theo, invitan a un muchacho norteamericano llegado a París de intercambio llamado Mathew a vivir con ellos en la casa de sus padres mientras estos se ausentan. La pasión por el cine que los tres comparten los une y hace a Mathew ingresar lentamente a la extraña relación de los hermanos anfitriones. ¿Quién no quiere jugar “Pictionary” adivinando sus películas favoritas? ¿a qué cinéfilo no le gustaría discutir qué director es mejor que otro? Entre juegos, van descubriéndose mutuamente todos, e intimando de una manera que a cualquier “chico bueno” podría parecerle chocante y a la vez, demasiado atrayente.

Sexo, colores, arte, simbolismos, Bertolucci. Las relaciones se van volviendo sumamente íntimas, y un romance nace, o tal vez dos, o quizás uno de tres participantes. Durante el 70% de la película podemos disfrutar de la desnudez, total o parcial de los personajes y de sus complejas situaciones psicológicas que revelan una susceptibilidad propia de la época en la que las sensaciones estaban a flor de piel en una juventud que constantemente rozaba, sino estaba sumergida en la corriente hippie. Una época en la que se pensaba y se buscaba saber más.

La fotografía es mágica, brindándonos colores cálidos perfectos, haciendo a los cuerpos lucirse en la cámara. Delicadez en lo más grotesco, y una estética limpia y a la vez ostentosa. El soundtrack también exquisito, y las escenas extrapoladas de otros filmes, brillantes. Tal vez, para los más conservadores, encontrarán en esta película cierto grado de perversión (en la escena de la tina en la que los tres están bañándose, por citar un ejemplo) pero en verdad detrás de todas esas situaciones lo perturbador se vuelve atractivo, hipnotiza, cautiva y nos da ganas de más, de conocer el límite, de saber cuándo y cómo todo llegará a su clímax.

Termina con la revolución del Mayo Francés. Pero no le digo cómo porque quiero que vean la película. Podría hablar más y más respecto a las cosas que me parecen excelentes y del porqué esta es una de mis películas de cabecera, pero mejor decidí dejarles algunas fotos, para despertar su curiosidad, su morbo tal vez, y por supuesto, su admiración.











IMDb: http://www.imdb.es/title/tt0309987/ calificación 7.1 de 10.



Ficha Técnica
Dirección: Bernardo Bertolucci
Dirección artística: Jean Rabasse
Producción: Jeremy Thomas
Guión: Gilbert Adair, basado en su novela "The Holy Innocents"
Fotografía: Fabio Cianchetti
Montaje: Jacobo Quadri
Vestuario: Louise Stjernsward
Protagonistas: Michael Pitt, Eva Green, Louis Garrel